¿Llevar tacones dorados duele?
El uso de tacones altos está estrechamente relacionado con las lesiones, incluidas las que requieren hospitalización. Está demostrado que las personas que llevan tacones altos tienen más probabilidades de caerse, sobre todo si la altura del tacón supera los 2,5 cm, aunque no llevaran tacones altos en el momento de la caída.
El uso de tacones altos también se ha asociado con el dolor musculoesquelético, sobre todo el dolor paraespinal (los músculos que suben por la columna vertebral), y especialmente con el dolor de talón y las callosidades en las plantas de los pies (comprobado sólo en mujeres).
Una encuesta realizada en 2001 a 200 mujeres en la Universidad Estatal de Pensilvania reveló que el 58% de las mujeres se quejaban de dolor lumbar cuando llevaban tacones altos, y el 55% afirmaba sentir el peor dolor de espalda en general cuando llevaban los tacones más altos.
El mismo estudio concluyó que, a medida que aumenta la altura del tacón, el cuerpo se ve obligado a adoptar una postura cada vez menos natural para mantener su centro de gravedad. Este cambio de postura ejerce más presión y tensión en la parte inferior de la columna lumbar, lo que puede explicar por qué algunas mujeres se quejan de fuertes dolores de espalda con tacones más altos.
En un estudio realizado en 1992, investigadores de la Universidad de California, Davis, y de la Universidad Thomas Jefferson realizaron un estudio con 45 participantes femeninas que caminaban sobre una placa de presión a distintas alturas de talón para conocer el efecto del aumento de la altura del talón sobre la presión del pie.
Se utilizó un programa informático de biocinética para analizar la localización exacta de la presión sobre y a lo largo del pie de cada participante. Los investigadores llegaron a la conclusión de que un aumento de la altura del talón provocaba un aumento de la presión bajo cada hueso metatarsiano del pie. Además, descubrieron que la mayor altura del tacón provocaba una presión constante que no se distribuía uniformemente por todo el pie.
En un estudio de 2012, Kai-Yu Ho, Mark Blanchette y Christopher Powers investigaron el efecto de la altura del talón en la presión de la rodilla al caminar.
El estudio consistió en 11 participantes que llevaban marcadores de seguimiento y reflectantes y que caminaron por una pasarela de tablas fuertes de 10 metros de longitud con tacones bajos, medios y altos. El estudio concluyó que, a medida que aumenta la altura del tacón, aumenta la presión sobre la bola del pie, lo que provoca una mayor incomodidad y un pico de presión en la articulación femororrotuliana.
Los investigadores también mencionaron que el uso prolongado de tacones altos puede provocar una tensión excesiva y repetida en las articulaciones, lo que podría conducir a un aumento del dolor y, en última instancia, a la osteoartritis de la articulación patelofemoral y al síndrome de dolor patelofemoral.
En un estudio de 2012, los investigadores investigaron el riesgo para la longitud y el tono del haz muscular de la pantorrilla en personas que llevaban tacones altos durante largos periodos de tiempo.
El grupo de control estaba formado por mujeres que llevaban tacones altos menos de diez horas a la semana, y el grupo experimental por mujeres que llevaban tacones altos al menos cuarenta horas a la semana durante al menos dos años. Al grupo experimental se le pidió que caminara sobre el pavimento descalzo y con tacones altos.